lunes, 26 de diciembre de 2016

HE VUELTO

Luego de 4 años decidí volver, y cuando digo volver no me refiero solo al hecho de escribir nuevamente en mi blog, sino a volver al mundo del cual me encontraba desconectada. Algunos pensarán: - ¿Cómo es posible volver al mundo? El único resucitado que se conoce fue Jesús. En realidad es posible estar en esta vida y parecer que no estás, de hecho hay más personas viviendo por vivir de lo que cualquiera podría imaginar. Estos últimos 2 años han sido una experiencia enriquecedora en la etapa de mi maduritud, aprendí a meditar, aprendí a aceptar lo que sucede a mi alrededor sin querer saber el por qué sucedió, podría parecer apática, yo lo llamo liberación.
Había pasado 50 años de mi vida preocupada por Todo, por todos, por las personas, por las cosas que acontecen a mi alrededor, por lo que ocurre en otro continente, lo que ocurre cerca, por lo pasado, por lo que podría pasar, hasta que logré centrarme en el AQUI Y AHORA. Ha sido un proceso muy lento, todavía tengo impurezas de esa forma de vida, aún me pre-ocupo por cosas que no puedo controlar, resultados que no puedo prever, pero finalmente, es apenas en estos últimos meses y gracias a una experiencia impactante en mi vida que siento que cada mañana al levantarme RENAZCO, amo mi vida, lo que soy, lo que tengo, amo a quienes me rodean, amo los momentos que vivo a diario y doy Gracias infinitas a Dios por cada segundo que me permite disfrutar de esta felicidad.
Así que aquí estoy, con infinitos deseos de hacer muchas cosas, como aprender a cocinar platillos especiales, ya que adoro cocinar; retomar la siembra de mi huerto; seguir leyendo muchos libros interesantes, conocer a nuevas personas que traigan a mi vida experiencias enriquecedoras y por supuesto... escribir, escribir y escribir.
Ahora tengo 54 años y son muchas las cosas que quiero hacer, así que invito a cada persona que lea esto, a decidirse a mandar al carajo todo lo que le estorbe, a rechazar categóricamente a hacer algo que no quiere hacer, a botar lo que esté roto, a donar lo que no use, vender lo que quiera vender sin apego, a caminar descalzos, a reír a carcajadas por cualquier motivo, a saludar a desconocidos en la calle, a ayudar a alguien cada día de alguna forma, a cantar, a bailar, a cocinar, a ser FELIZ
LOS INVITO A SER FELICES.

domingo, 21 de octubre de 2012

Como diria mi amigo Sergio: "CRÓNICAS DE UNA CINCUENTENARIA"

Cumplir cincuenta años… es toda una vida para algunos, para mí, es estar a mitad de camino, quizás es hipocresía disfrazada de optimismo por un gran miedo a la muerte. Lo que sí es seguro, es que he vivido muchas cosas, aunque ni un 10% de lo que hubiera deseado por muchas razones y miles de excusas que me he negado a “mi misma” cumplirlas.
No me arrepiento de lo que he hecho, no me arrepiento de a quienes he amado y a quienes he rechazado. Cada persona y cada situación han dejado una huella imborrable en mi corazón. Ha sido maravillo haber nacido en el hogar que Dios me asigno, con los mejores padres del mundo, aunque suene a cliché, con mis 5 hermanos de quienes siempre tengo algo nuevo que aprender y algo de que enorgullecerme.
Mis maestros, mis profesores, los colegios, los amigos que he tenido el privilegio de conocer durante este medio siglo han sido parte importante en mi vida. Las carreras que estudie y la que no he terminado, las que no he estudiado, son parte y culpables en gran medida de lo que soy. Los libros que he leído, la música que he escuchado, los poemas que he escrito son parte integral de este pequeño universo que se llama Euridice.
De buen humor, de mal carácter… alegre para todos, pero en los últimos tiempos, generalmente triste para mí. Agradecida a Dios por todo, pero inconforme siempre, soy un caleidoscopio de sentimientos, aspiraciones, deseos de ser mejor, con un profundo y marcado amor y devoción por mis hijos, a quienes amo con todo mi ser, a quienes aplaudo sus logros, incentivo a seguir sus metas, pero con la firme convicción de que deben arraigarse en sus valores y que nada ni nadie se debe interponer en su camino como hombre y mujeres de bien.
Son 50 años… para unos me veo vieja, para otros me veo joven, para otros represento exactamente la edad que tengo, para mi todos tienen razón, todo depende de quién es la persona que me está viendo y que está pensando o sintiendo cuando lo hace… Eso es bueno, es libre albedrío.
Realmente, esta parafernalia no es más que un Gracias, a Dios, a mis padres, mis hijos, hermanos, tíos, tías, primos, primas, madrinas, sobrinos, sobrinas, ahijados, ahijadas, ex _esposos, ex_novios, novio, cuñadas, cuñados, suegras, suegros, ex_alumnos, ex_compañeros de carreras, amigos de mi primera infancia, amigos de mi segunda infancia, amigos de la que está corriendo…, colegas, compañeras de trabajo, manas… Gracias inmenso y de corazón porque durante toda la vida me han enseñado que una persona a tu lado en la circunstancia que sea, te ayuda a que si estas feliz se multiplique esa alegría y si estas triste se divida ese dolor, todos significan mucho para mí y le dan tal sentido al hecho de habitar este planeta, que quiero que estos seres maravillosos compartan mis próximos cincuenta años más de vida… A esto lo llamo ingenuidad.
Siempre,
Euridice

sábado, 26 de marzo de 2011

DESPERTAR Y REZAR

Soy la única mujer de seis hermanos, fui criada en colegios católicos y Dios siempre ha sido una parte muy importante en mi vida. Antes de cumplir 5 años, viví un terremoto que azotó a mi país, eran pasada las 8 de la noche de un viernes por allá en los 60`. Nuestra casa estaba ubicada detrás de la iglesia del pueblo, era un caserón, con paredes de caña amarga y techo de bahareque, un gran patio en el medio, rodeado de corredores, las habitaciones, la cocina, baño, y un largo pasillo que daba a la calle al que llamaban zaguán.  No recuerdo como comenzó, lo que puedo recordar fue cuando comenzaron a moverse los muebles y mi papá con mis hermanos y una tía salían corriendo, mi mamá me tomó de la mano y en eso... se fue la luz, corrimos tratando de hacernos paso entre lo muebles pero ella tropezó con uno y caímos, solo podía escuchar a mi mamá rezando.
Una vez afuera, se percataron que Ines, la que había sido nana de mi mamá y ahora nuestra abuela postiza, una morena colombiana de Cartagena, anciana, dulce y severa a la vez, no había salido con nosotros y aún se encontraba en su habitación, al final de la casa. Mi papá se regreso para buscarla, porque había un detalle, ella era ciega, cuando mi padre llegó a la habitación estaba de pie con los brazos estirados hacia el cielo rezando, ambos salieron con la prisa que el momento les permitía y estuvieron a salvo.
Comenzó a llover, todos nos cubríamos con mantas en medio de la plaza cercana, luego de un rato, ya lo más difícil había cesado, sin embargo no podíamos volver a la casa, parte había quedado tapiada por las paredes que había caído sobre los muebles y sobre las camas de mis hermanos...
Mis padres siempre acostumbraron que  teníamos que acostarnos temprano para ir al colegio, por lo que la norma era: todos los días a las 8:00 p.m, teníamos que estar en cama; particularmente ese día, por vía de excepción le permitieron a mis tres hermanos mayores quedarse en la sala viendo la única televisión en casa, y como explique sus camas quedaron totalmente cubiertas de escombros de las paredes y parte del techo que había caído, desde ese día esa regla había cambiado para siempre, y el horario comenzó a ser un poco más flexible.
Esa noche dormimos en mantas en el piso de una vecina de la abuela, y con la luz del sol, todo comenzó a cambiar, como éramos damnificados, nos asignaron una pequeña y hermosa casa en una bonita urbanización a las afueras del puedo, donde vivimos felices por mas de 20 años, pero, esa, es otra historia...
Desde ese día... han pasado más de 40 años y aún conservo la costumbre de rezar cada noche y al despertar agradecer a Dios por darme el regalo de un nuevo día.